4 de mayo de 2015

Invitada de boda. Un día muy especial.


Todos los días son especiales y únicos, cuando compartes tu vida con la persona a la que amas. Y el día de la boda es uno más. El primero, tal vez, de muchos que vendrán. Los mejores de nuestras vidas, los que encierran preocupaciones, aquellos en los que compartimos las alegrías más grandes, y los momentos más duros... Pero, en cualquier caso, el día de la boda es un día precioso. Hacemos partícipes a todos aquellos a los que queremos, y que nos quieren, el profundo amor que sentimos por nuestra otra mitad.




Cuando la que se casa es una amiga con la que has vivido tantas cosas, junto con el resto de ellas, sientes una emoción especial. Toca reunirse varios días antes para prepararlo todo e intercambiar risas. Así que, llegado el momento, sólo queda el esprint final. Peinarse, maquillarse, vestir las mejores galas y... llegar a tiempo a tirarle la traca a la novia. Sufrimos un poquito porque en esas ocasiones siempre surgen imprevistos. Pero llegamos y valió la pena. Porque su cara de felicidad lo decía todo.
Se trataba de un evento de día, así que sí o sí quise llevar tocado. No siempre tenemos la oportunidad de llevar ese tipo de complementos, de modo que hay que aprovechar.











Y os presento a los novios. Bueno, más bien a sus dobles. Eran clavaditos a ellos. Aquí podéis visitar el resto de creaciones de la artista que los hace: Les fofuches de Luz.


Esta pareja nos regaló momentos inolvidables. Pensaron hasta en el último detalle y organizaron una boda a la que no le faltó de nada. Gracias a ellos, nos olvidamos de los problemas y nos dejamos llevar.






Os deseo toda la felicidad del mundo.

Vestido: Rinascimento.
Tocado: El Corte Inglés.
Zapatos: Jessica Simpson.
Bolso: herencia de mi abuela.

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